Llevo unos ocho meses, desde octubre, sin hacer fotos de aves. Y como estos días, en mis paseos, estoy viendo mochuelos, carracas, cucos, críalos,
chotacabras, vencejos, pitos, abejarucos y aviones, entre otros, he decidido esta tarde acercarme con la cámara a ver si había suerte.
De entrada una alcaudón real,
Lanius meridionalis, que mientras sacaba la cámara de la mochila se ha puesto en un espino negro más lejano, pero me ha dado tiempo a fotografiarlo. Suele acechar a sus presas desde cables, espinos y otros arbustos en lugares abiertos –en esta zona, principalmente caza escarabajos y saltamontes que ensarta en los espinos–
Después me he encontrado con una perdiz roja con sus polluelos que se han dispersado; la madre con uno a un lado del camino y los otros cuatro, asustados, corrían a mi lado. Los he dejado que se fueran tranquilos. Sé que si me hubiera quedado escondido la madre hubiera vuelto al ratito a por ellos y uno u otros deberían cruzar el camino. Pero mi objetivo era el mochuelo,
Athene noctua, y si de paso caía una carraca o un críalo, pues mejor. Me instalo escondido en unas matas y al momento aparecen dos, maullando fuertemente, pero no están a mi alcance, si giro la cámara 90º se van seguro. Puedo fotografiar a uno algo lejano que se ha posado en una pita. Al poco se marcha.
Sigo esperando y, a la media hora, vuelve a la misma planta. No sé si es el mismo. Espero a que asome, pues está bastante tapado por una rama y le hago un par de fotos.
Al marcharme; en las cimas de las pitas veo hasta tres mochuelos esperando el anochecer.
Poco le quedan a estos posaderos, utilizados por pitos, carracas y mochuelos, pues al escarabajo invasor, el curculiónido picudo negro
Scyphophorus acupunctatus, es cada vez más frecuente y acabará con las pitas y ágaves.
Unos días después me acerco a unos taludes de arenisca, donde han anidado un grupo numeroso de aviones zapadores,
Riparia riparia. Hirundinidae. Es un pájaro pequeño, fácil de distinguir, pues a diferencia del avión común no tiene el obispillo blanco y tiene un collar parduzco en torno al cuello. La colonia se afana por procurarle insectos a sus numerosos polluelos.
Aunque según algunos autores está en declive y es “de Interés
Especial”, la colonia es muy grande y hay muchas crías. Especie Protegida,
incluida dentro del Catálogo Nacional de Especies Amenazadas.