miércoles, 13 de abril de 2011

A la caza fotográfica del Caprimulgus ruficollis, chotacabras pardo.

El martes 24 de agosto de 2010 me propuse fotografiar por primera vez el chotacabras pardo, Caprimulgus ruficollis. En nuestros paseos por los campos de La Alcayna y coto Los Cuadros, observamos y oímos muchos al anochecer, momento en que salen a buscar polillas. Curiosamente este es el ave que dedica menos tiempo a la alimentación. Suele posarse en medio de los caminos y alza un vuelo corto en busca de palomillas para volver a un sitio próximo a donde estaba.
Equipado con la Nikon D700 y un 300mm, así como con varios flashes (y por supuesto "mi señora", acompañante incondicional en estos menesteres) me voy a un camino en estos campos de secano abandonados y monte bajo. Situé los flashes en soportes, siguiendo el camino para poder alumbrar un buen trecho del camino donde días antes los había visto a la vuelta de un paseo posarse en repetidas ocasiones. También una luz para alumbrarlos y poder enfocar el tele y una banqueta plegable para permanecer a la espera. Inmediatamente, el campo nos deleita con sonidos de alcaravanes, mochuelos, chotacabras, ranas y grillos. Hace su aparición el chotacabras, pero pasa un coche y no lo vemos más. Al poco se dejan de oír todos los sonidos, sólo veo un murciélago y oigo su aleteo al pasar. La luna, prácticamente llena, ilumina demasiado; los mosquitos –no había contado con ellos– nos acosan; agazapado junto a unas ramas pienso en las garrapatas que se nos han pegado en excursiones en días anteriores en ese lugar.
Nada de nada. Fracaso total, ni el intento de una sola foto.
Cuando se vuelve insoportable la estancia a causa de los mosquitos, nos damos la vuelta y emprendemos la retirada:
Helo ahí, el cabrón, en mitad del camino, a nuestras espaldas.
Tiemblo de emoción y a pulso realizo algunas fotografías.
















 Un kilómetro más adelante me encuentro una pareja sobre un camino de asfalto. Puedo hacerles alguna foto. Al final, me dejan acercarme bastante, incluso no puedo enfocarlo tan de cerca al llevar el tele preparado para autofoco a partir de una distancia mínima buscando más rapidez de enfoque. Con la emoción se me olvidó sacar el trípode; todas las fotografías están hechas a pulso, de noche, a partir de las 22 h 30 min.







Al final, la sesión de caza fotográfica, dio mejor resultado del que esperaba. Estoy satisfecho de mi primer intento de fotografiar al chotacabras.

2 comentarios:

  1. Las fotografías son muy buenas. Solo comentarte de que se trata de un chotacabras pardo o cuellirojo y no de un gris. Un saludo. Alfonso

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    1. Muchas gracias, Alfonso. Efectivamente, tienes razón, es el Caprimulgus ruficollis. De hecho, los nombres de las fotografías llevan todas la denominación correcta Chotacabras pardo. Fue un lapsus en su momento que se me pasó rectificar.
      No sé por qué no me han llegado un montón de comentarios al correo. Este es el motivo de mi tardanza en responderte y actualizar los datos.
      Saludos y gracias de nuevo.

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